Adolfo de Jesús Constanzo

Adolfo de Jesús Constanzo (también conocido como "El Narco Satánico de Matamoros") fue un asesino despiadado y hábil; utilizando la santería como medio la extorsión, para realizar sus crímenes.

Adolfo de Jesus Constanzo

Las ceremonias de "Palo Mayombe" encabezadas por Constanzo, cada vez se volvían más parafernálicas. Muchos aseguraban que, además de poder ver el futuro y poseer poderes mágicos, Constanzo era inmortal. Las ceremonias eran realizadas en el tristemente célebre "Rancho Santa Elena", lugar en el cual Adolfo y su grupo de narcosatánicos masacraron a por lo menos unas 15 personas, de las formas más espeluznantes que se pueda imaginar.

En 1989 Mark Kilroy, un joven americano, que había ido de fiesta cerca de la frontera, desapareció; los familiares dieron la alarma. La policía mexicana se sintió presionada a buscar al joven turista de 21 años. No había rastros del joven; pero las autoridades de Texas, y la familia de Mark, exigían una respuesta.

Mark Kirloy

Poco tiempo después, el 10 de abril, por pura coincidencia, se atrapó a tres miembros de la banda de Constanzo, y por los testimonios de ellos la policía llegaría al "Rancho Santa Elena" donde encontrarían una choza que tenia impregnado olor a muerte.

Se realizó el registro de la casucha, se hallaron cientos de objetos relacionados con la santería, pentagramas, imágenes extrañas y algunas sierras, machetes y martillos. Los detenidos aseguraron que todo eso había sido utilizado por su líder, Adolfo de Jesús Constanzo, para realizar la tortura, descuartizamiento y asesinato, de varios hombres jóvenes.

Algunos agentes aseguraron que ocurrían
eventos paranormales en aquel lugar
durante la inspección.


Cementerio clandestino cerca del rancho 
donde se encontraron una docena de cadáveres.
Entre ellos el de Mark Kilroy.

Mientras tanto, Constanzo había huido a la Ciudad de México con algunos de sus hombres, se ocultaba en un lujoso departamento.

La policía no tardo en descubrir su escondite y los tenían rodeados, se enfrentaron a tiros. Constanzo lanzó varios billetes por la ventana con la esperanza de distraer a la policía, mientras los civiles de la calle se cruzaba entre las balas de la policía y los narcosatánicos, para tomar algo del dinero. La balacera era casi surrealista.

Constanzo le dio la orden a sus seguidores de que lo acribillaran, no se entregaría vivo. Según quienes lo balearon dentro de un clóset, Adolfo les dijo que no moriría. Se encerró allí junto a una de sus amantes y murieron bajo la ráfaga de una AK-47. Después de eso los cómplices se rindieron.

Hasta el día de hoy, el Rancho Santa Elena, es evitado por quienes viven cerca. Se le conoce como un lugar maldito, como atestiguo uno de ellos;

"Un muerto sigue estando loco y es peligroso... si esa entidad se liberara y pudiera andar como muchos muertitos que andan por ahí haciendo daño... Constanzo nos deja una mala herencia... en ese sentido" -Anónimo


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