Adolfo de Jesús Constanzo (también conocido como "El
Narco Satánico de Matamoros") fue un asesino despiadado y hábil;
utilizando la santería como medio la extorsión, para realizar sus crímenes.
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Mark Kilroy |
Poco tiempo después, el 10 de abril, por pura coincidencia, se atrapó a tres miembros de la banda de Constanzo, y por los testimonios de ellos la policía llegaría al "Rancho Santa Elena" donde encontrarían una choza que tenia impregnado olor a muerte.
La policía no tardo en descubrir su escondite y los tenían
rodeados, se enfrentaron a tiros. Constanzo lanzó varios billetes por la
ventana con la esperanza de distraer a la policía, mientras los civiles de la calle se cruzaba entre las balas de la policía
y los narcosatánicos, para tomar algo del dinero. La balacera era casi
surrealista.
Constanzo le dio la orden a sus seguidores de que lo
acribillaran, no se entregaría vivo. Según quienes lo balearon dentro de un
clóset, Adolfo les dijo que no moriría. Se encerró allí junto a una de sus
amantes y murieron bajo la ráfaga de una
AK-47. Después de eso los cómplices se rindieron.
Hasta el día de hoy, el Rancho Santa Elena, es evitado por quienes viven cerca. Se le conoce como un
lugar maldito, como atestiguo uno de ellos;
"Un muerto sigue estando loco y es peligroso... si esa entidad se liberara y pudiera andar como muchos muertitos que andan por ahí haciendo daño... Constanzo nos deja una mala herencia... en ese sentido" -Anónimo